Lo que escribimos es lo único que quedará de nosotros.

martes, 30 de septiembre de 2014

Cerca. Lejos.

Te escribo a medio camino entre lejos y cerca. Y acudo al papel, porque tus brazos están en algún lugar perdido del limbo entre "aquí", y "allí". Se acerca la hora de cenar, y no estás tú para obligarme a tomar postre, ignorando mi intento de zafarme del cuarto de manzana que sostienes ante mi boca y que intentas hacerme comer. Como si fuera una niña pequeña. Como si tuvieras que cuidarme siempre. Y pronto, será la hora de dormir, y no estarás tú a mi lado asegurándote de que no me falta un trocito de manta, aunque tengas que prescindir tú de ella. Ni tampoco estarás por la mañana, cuando despierte.. Para darme el primer beso del día, y acto seguido apagar el despertador y dejarme disfrutar una hora más en la calidez de tus brazos. Ni me acompañarás a buscar el autobús, adaptando tu paso al mío, aunque luego por ello tengas que correr para llegar a tiempo a la Universidad. Ni me esperarás apoyado contra la puerta del coche, ni yo me abalanzaré sobre ti, como si hiciera siglos que no nos vemos. Ni tu voz romperá los silencios..
-Enana..
-Peluche..
-Ojazos..
-Ojillos..
-Fea
-Idiota!!
-Culo gordo!
-Gilipollas!!
-Enana..
-..peluche


..ni sonreiré como una boba cuando camine de tu mano por la calle. Pero estás. En algún lugar a medio camino entre cerca, y lejos.. Estás. Y yo me muero por estar allí contigo.



lunes, 15 de septiembre de 2014

Ayer..

Ya sé que no te gusta que fume, pero esta noche tú no estás. No como ayer. Ayer.. que me sobraban las sábanas, la ropa, y el Mundo. Ayer.. Que me sobraba todo lo que no fueras tú. Ayer.. que hicimos nuestra la luna. Y las estrellas. Y le cantamos a la noche como dos lobos solitarios que se han encontrado después de mucho tiempo viviendo en soledad. Ayer.. que entrelazaba mis dedos con los tuyos en nudos imposibles, pensando que así no te ibas a ir nunca. Ayer.. que te abrazaba con las piernas. Y los labios. Y te enredaba con sonrisas y besos. Ayer.. que éramos NOSOTROS, y nada más. Nosotros. Una palabra tan sencilla. Qué bonito suena.. "Nosotros".. ¿verdad? 

jueves, 21 de agosto de 2014

Suprimir

Fueron tantas las putas noches que fuiste dueño de mi insomnio... Aun ahora. Que no estás. Que lucho contra mí misma jurándome que dejaré de quererte algún día. Jurándome que aprenderé a odiarte. A ignorarte. Que aprenderé a olvidar. Tu nombre. Tus caricias. Tus palabras. Tus arpegios. Tu melodía. Juro que un día dejaré de estremecerme al encontrar a alguien que use tu perfume. Juro que algún día dejarás de hacerme daño. Aun ahora. Que no estás. Me haces daño. ¿Merece la pena sufrir así? Lo mismo me preguntaba cuando eras mío. ¿Y ahora? ¿Merece la pena sufrir así? ¿Por qué no puedo ser feliz y punto? ¿Por qué no será tan fácil olvidarte como ha sido arrastrar la carpeta con nuestras fotos a la papelera de reciclaje? ¿Por qué no sales de mi mente de una puta vez? ¿Por qué no dejas de ser el puto centro de mis pensamientos? ¿Por qué eres tan jodidamente vírico? ¡PARÁSITO! ¡Sal de mi mente! ¡Lárgate! 


lunes, 11 de agosto de 2014

No soy. No existo.

Un puñado de niños juega despreocupados en una plaza. Mi presencia no altera su juego. Para ellos sólo soy algo que no existe. Un ser etéreo. Intangible. Me ven apenas un instante. Y después... Después dejo de estar ahí. Una breve aparición. Me pasa con todo el Mundo aquí, en esta tierra de nadie. Este no es mi sitio, así que realmente y a ojos de la gente yo no soy. No existo.
A veces está bien ser invisible; nadie repara en mí más de dos segundos, y puedo estudiar todo a mi alrededor sin ser perturbada. Pero otras... deseo más que nada ser de aquí... Pero eso es imposible. Mi corazón está lejos. Muy lejos. Por eso mi imagen es borrosa, inconstante. Estoy, y no estoy al mismo tiempo. Sólo cuando mi ajado corazón y yo nos reunimos, soy yo del todo. Plena. Completa. Visible. Radiante. Hasta entonces... Seguiré vagando. Como un fantasma...





martes, 3 de junio de 2014

Mi refugio

Tengo una burbuja. Con sus paredes. Su suelo. Su cama. Su calefacción. Su ventana. Su ordenador... Todo lo que suele tener una habitación normal y corriente, vaya. Pero es más que eso. Es mi refugio. Es mi madriguera. Mi agujero. Un lugar seguro y cómodo. Mío. Y nunca antes había tenido algo así, únicamente MÍO. Insisten en que salga. Que tengo que vivir fuera, que la vida no se puede limitar en estudiar, trabajar, y estar aquí encerrada. Que acabaré perdiendo la cordura. Que puede que ya lo esté haciendo... Yo miro por la ventana, y veo el mundo. Veo una ciudad que no me gusta, a pesar de estar impregnada de nuevos buenos recuerdos. Impregnada de él. Pero no es la ciudad que quiero ver por mi ventana. No tengo fuerzas para salir. ¿Para qué? Las que llamo "mis amigas" no me entienden. Y yo a veces tampoco las comprendo a ellas... Aunque creo... Que nadie logra entenderme del todo. Ciertas personas lo intentan, algunas se acercan bastante... Pero no me entienden. No entienden que no saldría de aquí nunca si pudiera. Que cada mañana, cada vez que suena el despertador por la mañana tengo que hacer un esfuerzo sobrehumano para levantarme, y aún más para ir a clase. Y aguantar cuatro horas en un lugar que detesto. Son las cuatro horas del día. Estoy deseando salir de allí para volver a casa, a mi burbuja. Dicen, que es esta bendición la que me maldice. Que un rincón protector puede acabar siendo mi perdición. Que tengo que relacionarme. Salir. Tiene que darme el sol. Me lo dice hasta mi novio, que me prefiere nívea y blancuzca, más que morena y con piel de caramelo... Sé que a los que les importo están preocupados. Yo también lo estoy. ¿Por qué de repente este aislamiento? No lo sé. Siempre le tuve cierta repelencia a esta ciudad, supongo que porque me fue impuesta. Pero aún así, ahora mi vida es casi como siempre deseé. Casi. Una no puede tenerlo todo... O no al mismo tiempo... Mientras encuentro la respuesta a mis preguntas, seguiré aquí. 

lunes, 26 de mayo de 2014

Milagro

Si me hubieras dicho hace unos meses que iba a pasar las mejores vacaciones de mi vida sin salir de mi exilio, te hubiera tratado de loco. Pero ya estás. En camino. Hacia mí. Hacia un futuro. 

Llega la hora. Mi estómago me avisa que estás cada vez más cerca. Algo de mí tira con fuerza, y no puedo esperar más tiempo en el asiento de ese coche. Necesito salir. Buscarte. Aún faltan unos minutos. Apenas minutos para poder abrazarte. Sé que aún tendré que esperar, pero quiero estar allí cuando llegue tu autocar. Enciendo el cigarro. Una calada. Dos. Cinco. Diez. No llegas. No, no, ahí. Ahí está tu autocar. Estaciona a mi lado. Me olvido del cigarro. Ahora lo único que quiero que ocupe mi boca, es la tuya. Ahí, ¡ahí estás! Dios mío... Tan guapo como siempre.. Y esa camisa... Me he enamorado de esa camisa. Hace calor. Pero no son los 30 grados del ambiente. Hace calor porque te tengo aquí, en esta ciudad maldita. Por fin. Por fin mi milagro. Por fin... Te abrazo y no puedo soltarte. Temo que el conductor diga "bueno, ya ha sido suficiente, viajeros a Madrid, suban y entreguen su billete". Me niego a soltarte. A dejar de mirarte. A dejar de besarte...

Mi madre te examina, y no necesita más que mirarnos. Juntos por fin. Enamorados. Nos roba un ratito de la tarde para descubrirte los rincones más artísticos de la ciudad. Ya me ocuparé yo luego de descubrirte la ciudad desde mis ojos.

Me muero por llegar al hostal contigo. Me muero por dormir contigo. Por vivir contigo los primeros 4 días de una vida entera. Y ahí estamos. Nuestra cama, los próximos días. Nuestra.

Acostumbrada a los parques, y a los rincones oscuros de la ciudad, esta cama se me antoja una nube. Tu cuerpo junto al mío. Yo no sé bien qué hacer, y me dejo llevar. Me dejo llevar... No quiero despertar de este sueño... No quiero despertar de el éxtasis de felicidad que me embriaga cuando te tengo cerca. No quiero despertar de las noches durmiendo a tu lado, exhausta. Ni quiero despertar de los insomnios de verte dormir destapado, a la luz de la luna, memorizando tus rasgos, y fumándome un cigarro mientras te miro sin que te des cuenta. Quiero una vida así. Quiero así todos los días. Te quiero todos los días de mi vida a mi lado. Ni un segundo menos. 

domingo, 11 de mayo de 2014

Reflexión

A veces me pregunto... ¿Por qué las carreras universitarias otorgan más prestigio que la creatividad? ¿Les recuerdo que en las universidades se estudia la vida de escritores, pintores, escultores, músicos...? ¿Por qué es considerado una locura dedicar tu vida a escribir, pintar, esculpir o componer música? ¿Qué sería de su "cultura" sin Shakespeare, Van Gogh, Miguel Ángel, Mozart...? ¿Por qué no un escritor amateur, un graffitero, un niño con un pedazo de arcilla, o un rapero? No lo entiendo... ¿Por qué profesiones como estas son consideradas menos? ¿Por qué hemos de sacrificar nuestro ocio post-laboral para dedicarnos a lo que realmente nos gusta? ¿Por qué si tenemos dificultades para memorizar datos inútiles somos malos estudiantes? ¿Por qué si no entendemos las derivadas y nos pasamos las clases de matemática avanzada dibujando somos unos vagos? No se han parado a pensar en aquellas personas que no encajan en nuestro actual sistema educativo, ¿verdad? ¿Por qué hoy en día no se puede vivir de la creatividad, pero sí de los números, o de la física, o de las desgracias ajenas? ¿Por qué alguien que pasa cuatro años en una universidad es más que una peluquera con dos años de preparación? ¿Por qué un máster en el currículum pesa más que un premio Planeta? ¿Entienden lo que quiero decir? Hoy ningún padre quiere ver a su hijo abandonando los planes que ELLOS tenían para su retoño, y dedicarse a cualquiera de las profesiones anteriormente nombradas. Sí, dije profesiones. En ellas, como en todas, se requiere un aprendizaje, una evolución... Y éstos son constantes. Probablemente además con mayor desgaste que cualquier directivo de un banco. Y con toda seguridad, más humildes. Así pues, empaticen un poco. ¿Quién no quiso de pequeño viajar a la luna, ser bombero, veterinario..? ¿Y cuántos de ustedes consiguieron lo que anhelaban? A eso voy queridos lectores, no nos miren raro por querer dedicar nuestra vida a escribir, dibujar, o crear música. Nosotros luchamos más que cualquier otro, pues hemos de pluriemplearnos si queremos estar un poquito más cerca de nuestros sueños. Nos es imposible a día de hoy vivir únicamente del arte. Así que buscamos "empleos colchón" que nos exploten y absorban nuestras energías, para después poder volcarnos en lo que realmente mueve nuestra vida: el arte. A veces incluso hemos de quitarnos horas de descanso. Y nuestro sistema podrá agotarnos, podrá arruinarnos, podrá intentar robotizar nuestras mentes, pero la creatividad no se diluye así como así. Dicho esto, les invito a que escriban un libro, pinten un cuadro, tallen en la madera, creen música... No, a día de hoy y probablemente tampoco en el futuro, puedan vivir de ese esfuerzo, los bolsillos ya se los llena su empleo (por mal pagado que sea), pero el arte... El arte les llenará la vida. Se lo digo yo.

sábado, 10 de mayo de 2014

Morir y amor, viene a ser lo mismo

¿Cómo hacerle ver a alguien que es maravilloso? ¿Cómo, con palabras, describir todo lo que se siente en un beso, en una caricia, en una mirada, un orgasmo...? Cuando me besa... Me muero. Todo está oscuro. No hay nada más que su boca envolviendo la mía. No hay nada más. Absolutamente nada. Cuando me acaricia... Un resplandor me ciega, y resucito. Y si me mira...Vuelvo a morir. Para volver de nuevo con las llamas de un orgasmo quemando todo cuanto encuentra a su paso. Abrasándome por dentro. Y por fuera. Y todo cuanto haya alrededor. Y entonces... Entonces me besa... Todo a su lado es un bendito círculo vicioso. Que se repite. Y se repite. Y no acaba. ¿Qué más da echarnos de menos? ¿Qué más da la distancia? ¿Qué más dan las heridas? Meros rasguños. Qué más da... Si muero y nazco cada segundo que paso cerca de él...

martes, 8 de abril de 2014

Gracias

Hay personas que marcan un antes y un después en tu vida. Y tú eres una de ellas... Te conocí en el momento más duro de mi existencia. Fuiste un apoyo cuando nadie más lo era. Y ambos sabemos que no es un tópico, que en aquel lugar frío teníamos el calor del otro. Que no había mejor paliativo para el dolor que la compañía mutua. Aquel dolor que sólo comprendíamos nosotros. Aquel dolor que nos unía. Nadie nos visitaba, y llenábamos las horas con graffitis y partidas de ajedrez.
Qué más dan los errores del pasado... Tiene que darte igual lo que los demás piensen de ti, eres maravilloso así, con tus empanadas mentales y las risas sin venir a cuento. No cambies. Por favor. Y disfruta de la vida. Exprímela. Sácale el jugo a mi lema. Te lo presto. Úsalo. Hazle caso. "Ni retirada, ni rendición", ¿vale? Nunca. Y si el objetivo se te antoja imposible, no renuncies, sólo cámbialo. Pero nunca te rindas. La vida es demasiado preciosa como para dejarla pasar sin vivirla. Con sus mierdas y todo, créeme. Y sobre todo; sé feliz. O intenta serlo. Siempre tendrás un puerto seguro entre mis brazos, recuérdalo cuando la tempestad amenace con ahogarte. Recuerda, que siempre estaré aquí.

miércoles, 2 de abril de 2014

Crisis sentimental

Ojalá el amor fuera como el sexo. Ojalá se regalara por las esquinas... ¿Quién dice que no acabaré sola? A veces lo creo. A veces creo que ser simpática, inteligente, guapa, o sexy no es suficiente. Que tener talento no es suficiente. Que ser diferente no es suficiente. Que nada de lo que soy es suficiente. ¿Por qué razón entonces sigo sola? Y ya me sé el típico consuelo de "si no hay nadie que sepa apreciar cómo eres no merece la pena". ¡Eso ya lo sé gilipollas! Consolarme no sirve de nada. Sigo yendo al cine sola. Sigo durmiendo sola. Sigo abrazando una fría almohada por las noches. Y escuchando música por la calle con el fin de evadir mis sentidos y embotarlos de acordes con el objetivo de nublar mi percepción y no ser consciente de las parejas que pasean de la mano, o de los más indiscretos que se comen la boca delante de los que nos morimos de hambre. No es justo. No. Es. Justo. 

martes, 25 de marzo de 2014

VALERIA (Cuento finalista del II Certamen Hijos de Mary Shelley)

Estaba oscuro y llovía. La carretera parecía un lobo dispuesto a tragarse todo cuanto intentara circular por ella. Ignacio conducía cauto, como siempre, pero las ruedas de la Suzuki no daban más de sí. Sentía el corazón desbocado de Valeria contra su espalda. Nunca compartió su afición por las motos, pero habían perdido el último Metro de la noche y no les quedó más remedio que resignarse a llegar empapados. Él le prometió compartir un baño caliente al llegar a casa si aceptaba viajar de copiloto, así que hizo un esfuerzo.

Valeria tenía un encanto especial. Nacho no pudo resistirse cuando su amigo Samuel se la presentó en una fiesta. Ambos eran vecinos, y quedó totalmente hechizado nada más verla; no había mujer que luciera con tanto estilo su feminidad. Sus largas piernas, y sus ojos de gata lo cautivaron al instante. Hacía ya dos años de eso. Y cada mañana al coincidir con Samuel en el rellano, le agradecía haberle presentado a aquella chica; la mujer de su vida según él. Samuel siempre asentía con una media sonrisa sin decir nada, "siempre fue un chaval algo raro" comentaba a veces con Valeria. Y ella se limitaba a encoger los hombros.

Todo iba bien, quedaban apenas cinco manzanas, tres semáforos como mucho. Velocidad media, y todos los sentidos alerta, pero Ignacio echó mano del freno para reducir en un cruce y... No respondía. Aterrado descubrió que la máquina no reducía su velocidad, y a cámara lenta desde la percepción del pánico, vio que un camión se acercaba vertiginosamente a ellos desde la izquierda. Valeria no era consciente de lo que ocurría, pues cuando iba en moto siempre cerraba los ojos esperando que al abrirlos el viaje hubiera terminado. Sólo supo lo que pasaba cuando una sacudida seguida de un vacío en el pecho la separó de la espalda de Nacho. Su cuerpo volaba por los aires en dirección opuesta a la de la moto. La cabeza le rebotó en el suelo, y perdió la consciencia.

Despertó en su habitación, algo se removía al borde de la cama. Al entornar los ojos pudo distinguir a Samuel durmiendo en el suelo, sobre una colchoneta hinchable de playa. Pero ni rastro de Nacho. Le llevó un tiempo analizar la situación. Y el recuerdo del accidente caía como una losa sobre ella. El brutal choque... La sangre... Nacho tendido inmóvil a unos metros de ella. Ella... que no pudo hacer nada... "Malditas máquinas infernales..." murmuró. Samuel salió del duermevela, y al verla despierta las ojeras que enmarcaban su cara cobraron luz.
-Por fin... Creí que no volvería a verte despierta. Llevas una semana durmiendo. En el hospital creyeron que lo mejor sería traerte aquí.
Entonces pudo enfocar la vista, y detectó a su alrededor la maraña de vías que la rodeaban. Notaba su propio cuerpo liviano y pesado al mismo tiempo.
-¿Dónde está Nacho?
Sacó fuerzas de donde no las tenía, e intentó incorporarse al tiempo que formulaba la desesperada pregunta.
-Valeria, yo...
-Quiero verle. Ahora.

Samuel agachó la cabeza, la tomó entre sus brazos como pudo, pues aunque la pérdida de peso de su amiga era evidente, sus hombros se quejaban por la carga. Caminó por la casa de su amiga, toda para él. Toda suya. Sintiéndose dueño y señor de su cuerpo. Cuerpo al que había velado siempre, y que ahora, le pertenecía. Giró por el pasillo y se adentró en una habitación semi-iluminada. Nacho estaba tendido sobre una camilla de hospital. Respiraba gracias a una mascarilla de oxígeno, y le alimentaban vía intravenosa. Estaba aparentemente despierto, parpadeaba incluso, pero no respondía a ningún estímulo.
-¿Qué... por qué no se mueve? ¡Nacho! -gritó desesperada zarandeando a su novio.
-Cariño... se rompió la espalda... No puede moverse... Ni siquiera respira por sí mismo, y mucho menos habla. Entiende todo, eso sí.

Quería huir de allí. Lejos. Intentó zafarse de los enclenques brazos de Samuel, pero nada más poner un pie en el suelo, se derrumbó. La desesperación se tradujo en un llanto seco, lloraba sin lágrimas, pero gimoteaba cual animal herido de muerte. Ya no era nada. Ya no era nadie. Quería acabar con aquello. Quería... Samuel sostenía la jeringuilla clavada en su brazo, y poco a poco su visión se fue difuminando. No se desmayó, pero todos sus sentidos se espesaron. La llevó de nuevo a la cama, y con una fuerza de la que no le creía capaz, fue desgarrando a jirones su camisón. Sería suya y nadie se lo iba a impedir. Ni siquiera ella. Era ligeramente consciente de lo que pasaba. Sentía muy lejanas las embestidas de Samuel, pero con la mente tan difusa por la droga, era incapaz de detectar si era o no real. Ya nada tenía sentido para ella.

Pasaban los días, y en aquella casa no se hablaba del repentino deseo de Samuel, ni del encuentro de sexo forzado, ni prácticamente de nada. Samuel había estudiado enfermería, así que se hacía cargo de los dos inválidos. Intentó volver a acostarse con Valeria sin la ayuda de los fármacos, pero ella cada vez se cerraba más, apenas comía, apenas hablaba. Pasaba las horas muertas con el ordenador haciendo no se sabe qué, y a Samuel ignorar lo que ocurría, le encolerizaba. Le gritaba a veces que menuda forma de agradecerle sus cuidados, y Valeria se limitaba a ignorarlo con ese aura de superioridad sobre todo ser humano que siempre la rodeaba. Aun ahora, no pudiendo valerse por sí misma.

Empezó a concienciarse de que Nacho no iba a salir de aquello, y que siempre iba a ser una carga para alguien. Pocas cosas había que pudiera hacer por sí misma. Incluso Samuel debía ayudarla en la ducha, y mientras enjabonaba su cuerpo perfecto, no dejaba de repetir día tras día que "era un desperdicio dejar oculto ese encanto mágico".
Aquellas palabras le dieron una idea. Empezó a publicar a diestro y siniestro anuncios en páginas de contactos, tales como "encuentros sexuales sin compromiso ni remuneración", "no te arrepentirás", "insaciable"... 
Y pronto, su cuerpo, su encanto, fueron su salvación. O eso creía. Cada noche, una polla distinta. Cada noche, un placer diferente. Cada noche, sexo. Mucho sexo. Y cada mañana... sangre e intestinos adornando sus sábanas. Y un cadáver a su lado. El primer día que esto ocurrió, su grito removió las entrañas del Averno. Samuel acudió en su auxilio, y vio espantado cómo el galán que por la noche cenaba en la cocina lo que él se había preparado, yacía ahora abierto en canal. Miraba a Valeria, y en su cara la decepción, y el terror.
-¡Has sido tú! ¿¡Qué coño has hecho, pequeña zorra!? ¿¿¡¡Eh!!??
-Yo... yo... no he hecho nada- balbuceaba ella.
-Estás jodida, muchacha, nunca me iré de aquí, o la policía sabrá de esto. Puta psicópata...

Valeria no lloraba. No sabía cómo, pero cada noche, cada hombre que aparecía en su puerta, cada cena juntos, cada amanecer... Eran iguales. Cada mañana aparecía un cuerpo a su lado. Y resultó rutinario para Samuel deshacerse de todo, con la única condición de disfrutar enteramente del cuerpo de Valeria. Y ella aceptaba. Se dejaba hacer, con la seguridad de que él callaría y por la noche un nuevo sujeto perecería entre sus piernas. Hombres variados, el efímero descanso a toda aquella locura. Hombres en los que buscaba la pasión perdida.

Entre tanto, Nacho seguía desde su camilla los pasos de todos. Escuchaba, analizaba, y quería morir. Cada noche tenía que soportar los gemidos de su novia, fruto de las manos de un hombre que no era él. Y cada mañana, nuevos orgasmos, con la firma de su jodido mejor amigo. "Ese cabrón de Samuel..." pensaba, "un día lo mato... ¡Lo mato!"
Ese día llegó antes de lo previsto. Samuel había pasado la noche fuera, murmuró algo sobre un "imprevisto", y se fue sin decir más. Poco después llegó el idiota de turno que moriría aquella noche entre las piernas de su novia. Nacho sabía. Lo sabía todo. Las cenas que preparaba Samuel, adrezadas con todo tipo de sedantes. Las bolsas de basura en las que se llevaba los cuerpos, los bisturís que utilizaba para abrir en canal a sus víctimas, los desinfectantes... Antes de que Valeria despertara, hablaba mucho con él;
-Si te mato, Valeria querrá morir contigo. Lo mejor es fingir que vas a quedarte ahí postrado siempre, esto que te estoy poniendo ahora- decía mientras le inyectaba una nueva dosis en la vía -es un inhibidor del sistema motriz. Vas a joderte, y vas a escuchar cómo me la follo todos los putos días de tu existencia, miserable. Tenías que haberte quedado en esa jodida moto, tenías que estar muerto, ¡tiene que ser mía! ¿Sabes una cosa? Vas a morir, tarde o temprano.

Lo que Samuel ignoraba, era que él también... Aquella mañana no se oía el característico sonido que produce un cuerpo al ser descuartizado, aquella mañana todo era paz. Y él podía moverse, oh si, podía. "Ese capullo se quedó corto con la dosis anoche, será idiota..."
Se incorporó deshaciéndose de las agujas y la mascarilla, estaba algo mareado... No en vano, llevaba semanas entumecido y recostado. Buscó a Valeria con la intención de llevársela de allí, pero recordó que si quería joder bien a ese cabrón que en su día se hizo llamar amigo, necesitaba pruebas. La dejó dormir un poco más en brazos de aquel desconocido, el primero que llegaba vivo al alba. 
Nacho conocía de la existencia de un cuaderno de Bitácora en el que aquel cabronazo dejaba constancia de las medicaciones, los métodos para acabar con sus víctimas... Todo. Lo necesitaba. Ya. No sabía cuándo podría regresar Samuel...

La puerta se abría en aquel momento, Nacho corrió a su camilla y fingió no haber dado aquel paseo. En su mano izquierda ocultaba un bisturí.
Samuel llegaba de mala hostia, no en vano había salido corriendo la noche anterior, sin suministrar a sus víctimas la droga que le permitía llevar a cabo su trabajo tranquilo. Matar a alguien estando consciente era más difícil de lo que parecía. Cortarle los frenos a la moto debió de ser suficiente para librarse de él. Las cosas se torcieron, y ahora volvían a hacerlo. Primeramente debía sedarlo de nuevo, o podría levantarse. Fue a su habitación con la dosis correspondiente, y ante su sorpresa, Nacho sonreía con una mueca sádica.
-Todo lo que te has jodido a mi novia, te voy a joder yo ahora, cabrón.
Y le hundió todo lo que pudo el bisturí en el pecho. Se desencadenó la rabia en Samuel, y ambos rodaron por el suelo. El ruido despertó a Valeria, y al atónito chico que dormitaba a su lado veía cómo dos hombres intentaban matarse.
-Corre, vete, y no le digas nada a nadie, sé donde vives - amenazó Valeria, y él salió corriendo sin hacer preguntas.

Valeria les tiró la lámpara de la mesita de noche, acertándole a Samuel en la frente, éste se volvió encolerizado, aún con el bisturí clavado en el pecho, del que no dejaba de manar sangre, espesa y violácea. Avanzó hacia ella con una jeringuilla en la mano, y por al camino recogió del suelo la lamparita, para rompérsela en la cabeza. Nacho gritó de pura rabia, y acertó a clavarle un nuevo bisturí en la espalda. Samuel se retorció, y de su boca empezaron a burbujear  ríos de sangre negra. En los últimos estertores fue capaz de clavarle a Nacho la jeringuilla con una dosis tres veces mayor de lo habitual. Éste lo tiró al suelo, lejos de Valeria, mientras contemplaba con horror cómo se desangraba entre sus brazos. Valeria... La mujer que lo volvió loco. La mujer de los flujos de miel, y la sonrisa canina.
-Cariño, todo va a salir bien...
Intentaba convencerse a sí mismo, convencerla a ella, de que estaba viva, tenía que estarlo, pues desabrochó los botones de su camisón, y aún emanaba de su pecho el olor a vainilla que la caracterizaba. Sus pechos aún despuntaban hacia el cielo, sus entrañas aún estaban húmedas. Para él. Sólo para él... Y sin pensárselo, hizo suyo el cuerpo que nunca fue de nadie, más que de ella misma.

Días después el chico que huyó en calzoncillos por las calles desiertas de un Madrid que se desperezaba, volvió a la casa. Quería comprobar que aquel encanto de chica estaba bien, aunque conviviendo con aquellos dos brutos lo dudaba. Encontró la puerta del piso entreabierta, y en el suelo de la habitación, un cuerpo enclenque y ensangrentado. Sobre la cama, Valeria estaba tendida, con chorretones de sangre seca por el rostro marmóleo e inmóvil, y sobre ella, como una estatua, aquel chico del bisturí, penetrándola aun después de muerto, con una jeringuilla en el brazo...

"Juntos hasta el final, mi amor. Hasta el final..."


miércoles, 19 de marzo de 2014

Ha salido el sol

Los parque son mágicos, y más ahora. No por el paso de los años me vuelvo menos impresionable, pues aunque toboganes y balancines ya no llamen mi atención, sí lo hacen los columpios y las lagartijas. Ahora soy más de bancos al sol, y de chicos haciendo footing que te confunden con otra...

-¡Adiós Irene!.. Ah no perdona, me he confundido.

                                                                                          ..sólo por conseguir sacarte una sonrisa.

Abuelos con niños, más niños que los propios nietos, por eso de la segunda infancia.
Y yo, en un banco al sol, y el flequillo haciendo de las suyas, cómplice de la brisa, metiéndose en los ojos, y obligándome a jurar. "Aún así no iré al cielo... Poco me importa, ha salido el sol..."

lunes, 17 de marzo de 2014

Tardes de café y bolígrafo

La vida es hermosa y equivocada, y mi cafetería favorita está prácticamente desierta. Un café cremoso se enfría sobre la mesa, que he tomado como lienzo. El camarero se acerca y me pregunta "¿desea algo más?", y a punto estoy de responderle, "a ti", pero me contengo. Seguro que si le digo eso no vuelve a traerme más caramelitos de frutas, y no quiero que eso ocurra (los caramelos de esta cafetería están buenísimos. Casi tanto como los capuccinos o el camarero).

Mi cafetería favorita está prácticamente desierta. Somos cuatro, cinco si contamos al camarero. Tres hombres ojean ausentes el periódico. El camarero trae y lleva tazas del lavavajillas al fregadero, y del fregadero al lavavajillas. Hace como que trabaja. Pero a mí no me engaña; hace calor y no le apetece estar aquí. Lástima... Pues a mí sí, y hasta que no se vaya el último cliente tú no puedes marcharte, así que te vas a joder, que yo me quedo.

Leo a ratos un libro de poesía, masticando cada verso, rumiando las estrofas con parsimonia, y le doy sorbitos al café. No quiero que se me acabe. Pues si me lo termino, tendré que irme o pedir otro, y aunque es exquisito aquí el café es algo caro. Y apuesto a que con las propinillas que le voy dejando al camarero guapo con cada visita, no pagaría su sonrisa siquiera. Aunque sí su sonrisa. Algo es algo...

Carta a la luz de una lamparita de noche

Sabes... Nunca dejé de quererte. Te odiaba a veces, por no estar a mi lado, ni calmar mi llanto cuando lloraba por tu culpa. Por no cambiar mientras veía cómo te destruías a ti mismo. No sabes cuánto me dolía eso... Veía tu potencial, tu fuerza dormida dentro de ti. Todo lo que puedes hacer si te lo propones. Y tú en cambio sólo pensabas en dejarte morir sin más, y a mi eso me destrozaba. Te odiaba por ello. Mucho. Y muy fuerte, como dicen los modernos de ahora.
Yo te quería. Siempre tiré de ti, pensé que darte impulso te abriría los ojos y cogerías carrerilla, y lucharías con más saña que nadie. Sé que puedes hacerlo, puedes ser lo que quieras. No exagero cuando digo que eres el hombre más maravilloso que ha pasado por mi vida, aunque me las hayas hecho pasar putas.

No te haces idea de lo mucho que me llena estar contigo, y lo mal que se me da a veces expresarme. Es irónico, pues se supone que soy escritora. Pero a veces me pasa, que las ideas y las sensaciones nublan mi mente y me bloquean. Voy a subir íntegra esta conversación a mi blog. Corregiré algunas cosas, pero me parece una buena idea. Espero que no te importe.

No sé qué más puedo decirte... Estoy cansada, y me iba a dormir. Pero tú siempre me dedicas parrafadas, y yo a ti apenas ninguna. Seguro que tu cara de sorpresa al ver todos estos mensajes será épica, y siento un montón perdérmela. Pero quería escribirte antes de irme a dormir. La película me está encantando. Y tenías razón, me recuerda un poco a ti.

Por cierto, me encantaría tener una cosa tuya, algo que poder llevar siempre conmigo. Pequeñito, una minucia. Me encantan esas tonterías, pero mi cuarto es como un museo de los recuerdos. Podría contarte miles de anécdotas son todo lo que tengo entre mi casa actual, la del pueblo, y lo que queda en la de Madrid. Todo, absolutamente todo, tiene historia, y no es justo que tú, que formas parte de mi historia, no tengas algo representativo en mi pequeño museo. Así que vete pensando. Me da igual el qué.

Buenas noches.

domingo, 9 de marzo de 2014

Carta de despedida..

Te gustaban mis uñas vestidas de rojo, y tu nombre en blanco en ellas. Los ojos perfilados, y los labios sin pintar. Las deportivas más que los tacones, y mi culo enfundado por los vaqueros. Te gustaba la lluvia, y las hojas por el suelo. El otoño, los abrazos, los niños... Querías una familia. Querías que el mundo te escuchase. Querías que mi insomnio fuera tuyo. Y mi cuerpo. Y mis ganas... Y lo fue. Todo. Todo tuyo. Todas las noches, nuestro código... Ir a clase sin dormir carecía de importancia si la razón de mi desvelo era ver amanecer mientras hablaba contigo. Todo carecía de importancia si era por ti. Y hoy... Somos dos completos extraños. Nos hablamos como si no nos conociéramos. Como si no fueras la persona que me marcó de por vida. Me siento incapaz de ser sincera. Aunque ahora ya da igual, supongo. Yo ya no invoco la tinta de tu bolígrafo, ni tus sueños, ni tus fantasías. Yo ya no soy nada. Y es duro darse cuenta. Aunque... Te lo mereces todo. Y aún soy feliz si veo que tú lo eres, aunque no sea conmigo. Aunque no sea mi boca la que sonríe cuando la besas. Pero, ¿eres feliz , no? Pues nada más importa. Dejaré de pasearme por tu realidad. Ya no soy partícipe de ella. Sólo quería despedirme... Cuídate. Y sobre todo... Se feliz. Y aunque yo fui incapaz de enamorarte, deja que ella lo haga. Tal vez entonces me comprendas cuando te decía que para mí lo eras todo. Se feliz...


Adiós.

domingo, 9 de febrero de 2014

Gracias..

Lleva días diluviando. A mares. Inundando todo. Pequeños tsunamis golpean con fuerza el perímetro. ¿La ciudad? No, no qué va; mi interior. El agua sube de nivel a un ritmo inusual, demasiado deprisa. Pronto alcanzará el techo. Pronto voy a necesitar ayuda. Y sé que no estoy sola. Que nunca lo he estado. Que alguien siempre ha estado velando por mí. Un ángel sin alas, con el pelo rojo. Un ángel con la mirada cansada pero viva, y fuerte. Indestructible. Ella es todo cuanto puede desear una persona. Ella me quiso a pesar de odiarla. A pesar de despreciarla. A pesar de tratarla mal. A pesar de todo, siempre estuvo ahí, cuidando mis pasos. Moviendo fichas, y poniendo personas buenas en mi camino. A ella se lo debo todo; mi vida, mi fuerza, mis pilares, mi educación, mi sabiduría... Todo. Ella, es todo cuanto necesito para seguir adelante. Es la fuente de inspiración de mi día a día. Es la mejor madre que nadie puede desear. Es la única que sabe lo que soy, y cómo llegué a ello. Es la única capaz de paliar el dolor de mis heridas.

Te quiero mamá, te lo digo todos y cada uno de los días, porque nunca nada de lo que pueda decir o hacer será suficiente para agradecerte todo lo que haces por mí. Por eso cada día que paso contigo, es único. 8 años sin ti, sin saber lo que era llorar en tu regazo, y encontrar en él el consuelo que necesito. Si bien todo lo que diga es poco, voy a hacer que el Mundo admire la maravillosa obra que hiciste conmigo. Te quiero. Hoy, y siempre.

jueves, 6 de febrero de 2014

Entrevista

Esta es una entrada inusual en mi blog, pues por lo general quienes me seguís o leéis a menudo mis desvaríos sabéis que es única y enteramente literario, pero dado que un blog amigo ha considerado el mío merecedor de mención, y me presentan una entrevista, procederé a responderla. 

1. ¿Por qué decidiste crear un blog y cuándo empezaste?

Fue buscando un lugar enteramente mío en el que poder soltar todo lo que llevaba dentro, aprovechando así la narrativa y la poesía como excusa para este fin.
Hace ya 3 años, pero en un momento dado borré todo cuanto había, e intenté empezar de nuevo con algo más de seriedad.

2. ¿Qué te aporta tener un blog?

La satisfacción de saber que lo que escribo no son meras memeces, que incluso hay quién pueda sentirse identificado, o sencillamente saber que me leen, aunque los lectores no den señas de que lo hacen.

3. ¿Cuál ha sido el post que más éxito ha tenido? ¿A qué lo atribuyes?

Creo que el texto que @AlbertoEsFeliz leyó para ShakeTv en YouTube. Probablemente por la cantidad de seguidores de Alberto, seguro que sin su ayuda ese precioso texto no hubiera llegado a tantas personas. 
Madrid fue testigo (vídeo)

Madrid fue testigo (texto)

4. ¿Utilizas redes sociales?

Sí, twitter.

5. ¿Cómo ha evolucionado tu blog?

Empezó siendo una mera evasión a mi día a día, y ha terminado convirtiéndose en un rincón de mi mente. Aquí está todo lo que soy, lo que he sido, y lo que siento. Este blog soy yo, en estado puro.

6. ¿Has vivido un hecho importante a través del blog?

He conocido gente fantástica a través de él. Lo que en un principio eran lectores anónimos, a día de hoy son amigos geniales.

7. ¿De dónde nace la inspiración para escribir y continuar con el blog?

De mi día a día supongo... De las ganas de ser leída. 

8. ¿Qué has aprendido a nivel personal y profesional en el último año?

Que nunca puedes tirar la toalla porque se te atragante una época de tu vida, que siempre hay que seguir, porque el futuro es el único camino posible.

9. ¿Cuál es tu frase favorita?

NI RETIRADA, NI RENDICIÓN es la frase que guía mis pasos.

10. ¿Qué consejo le darías a las personas que se inician en el mundo de los blogs?

Mucha paciencia y constancia. Sobre todo paciencia, y trabajo. Lo demás viene solo.


Muchas gracias al blog que me ha nominado por darme la oportunidad de darme a conocer un poco, y no ser la escritora anónima de la que nadie sabe nada.
http://cosasparapekes.blogspot.com.es/


miércoles, 15 de enero de 2014

Reflexiones a la luz de una tormenta

A veces pierdo el rumbo de mi existencia. Me planteo dilemas tales cómo, ¿qué hago aquí? ¿Quién soy realmtente? ¿Lo estoy haciendo bien? Nadie nace con un manual de instrucciones sobre la vida bajo el brazo; improvisamos. O eso creemos. ¿Y si estamos predestinados a unas acciones? ¿Y si tenemos unas opciones limitadas? ¿Y si todo está diseñado para terminar en la misma meta, por qué esforzarnos por adrezar el camino? Hay tantas cosas que no entiendo... Hay tantas que prefiero ignorar...


Dicen, que el comportamiento de las personas está determinado por sus acciones y experciencias pasadas. Dicen que el pasado marca nuestro futuro. Dicen, que todo pasa por alguna razón. Algunos, hablan de karma. De un equilibrio universal que lo regula todo, que mantiene un orden divino. Pero entonces pienso... ¿cómo es posible entonces que algunos tengan tanto, y otros tan poco? ¿Cómo es posible que sólo un mínimo porcentaje de la población mundial alcance eso llamado "felicidad"? Ésta, es efímera. Como un suspiro. Como un parpadeo. Pero miro a mi alrededor, y no hay más que personas afirmando su felicidad en el estado de plenitud absoluta. Y sólo hay dos opciones; que mientan, y sean unos desgraciados embusteros, o que digan la verdad, y la desgraciada sea yo. Claro que de vez en cuando el día a día nos da un respiro, nos deja tomar aire, sonreír un rato, creer que todo el mal ha pasado. Pero no es más que una ilusión. Claro que lo es. Porque... cuando despiertes al día siguiente, o sueltes la mano de esa persona que sostiene tu mundo, o la vida de alguien a quien amas, se apague como una vela consumida... entonces, te das cuenta de que todo ha sido mentira. Que sigues aquí, Que no te vas a librar tan fácilmente. Que te jodes, y sigues luchando. Porque rendirse no es una opción, aunque vayamos todos a parar al mismo sitio. Supongo que la gracia del asunto está en perseguir aquello que adrece nuestros días, y les dé brillo cuando se suman en la oscuridad. Supongo que en eso consiste vivir... Supongo...

lunes, 6 de enero de 2014

Cómplices

Sólo allí las calles respiran arte. Sólo alllí los desconocidos pueden amarse entre miradas mudas. Sólo allí 6 millones de personas son cómplices. Es Madrid. La Tierra Prometida.
Llueve cada vez que voy. Y lo adoro. ¿Ironía? Sí, pero lo adoro. El suspiro bullicioso de la urbe.. La complicidad.. Los ojos de la gente absortos en su realidad.. Sólo allí dos puntos suspensivos están aceptados como gemido a medias.. Sólo allí la noche grita en silencio. Y los parques sonríen. Y llueven hojas. Y los paraguas configuran sobre las calles mosaicos aleatorios. Y las calles son testigos mudos de mi sonrisa. Y la tuya. Cómplices. Y yo aquí... Sin perder la esperanza de verte aparecer como un fantasma por las calles de esta ciudad envenenada.

viernes, 3 de enero de 2014

#MicroCuento

La inspiración es muy puta. Justo cuanto te vas.. Aparece por la esquina. Viene. Te mira. Y te la follas sobre el folio. Sin piedad. Con amor.

El arte de tentar

No me digas lo que tengo que hacer. Ven. Y hazlo tú. Porque.. ¿hablamos de amor, no?... Y, ¿a qué esperas? Empieza con un verso, y termina llenándome la cama de tinta, y la piel llena de mordiscos, poesía. La noche será nuestra confesora. No importarán nada las horas, y el reloj arderá de envidia. Se colapsará el tiempo. Sanarán las heridas. Besos curativos. Te escuece el corazón por las lágrimas que se filtraron cuando la herida estaba abierta. Déjame tentarte.

Te invito a ser feliz un rato

Robemos juntos bancos de órganos. Corazones. Y miradas. Los nuestros. Vamos a querernos un rato. Como si nada importara. Y si hemos de morir, que sea abrazados, y nadando a contracorriente en ríos de lágrimas. De felicidad, por supuesto. O por tirarnos de cabeza desde la cima del orgasmo. Vamos a jugar a ser felices. Vamos a soñar despiertos. Vamos a hacernos la guerra con amor. Y luego nos curaremos las mordidas. Las besaremos una a una. Mutuamente. Y volveremos a querernos. Un círculo vicioso sin fin. Sin fin..

Morado

Mis ojeras hacen juego con los morados de mi corazón, con mis auriculares favoritos, y con mis zapatillas de andar por casa. Con las hojas del cuaderno en el que te escribo cartas cada noche. Con mi cara cuando dejo de respirar por la noche, y tu mano dormida me acaricia el pelo devolviéndome el aliento. Y la vida.
El verde de mis ojos se ha quedado frío. Ya no brilla. Ya no es primavera en mi mirada. Frío. Como el invierno que comenzó en verano. Invierno en pleno julio. Frío, como cuando salías de la cama y me dejabas sola. Frío, como el café que me gusta. El que preparabas mientras te miraba merodear por casa desde el sofá, fingiendo que no te oía canturrear canciones preciosas. Preciosas... Como tu sonrisa. Sonreías mientras lloraba en tu regazo. Y entonces yo también. Sonreía. Y olvidaba llorar. Porque estabas ahí, secándome las lágrimas con tu sonrisa. Porque así eres tú.
Te besaré donde me dejes. Y si no me dejas, te besaré dormido. Y creerás que es un sueño..