Ojalá el amor fuera como
el sexo. Ojalá se regalara por las esquinas... ¿Quién dice que no
acabaré sola? A veces lo creo. A veces creo que ser simpática, inteligente,
guapa, o sexy no es suficiente. Que tener talento no es suficiente. Que ser diferente no es suficiente. Que nada de lo que soy es suficiente. ¿Por qué
razón entonces sigo sola? Y ya me sé el típico consuelo de "si no hay
nadie que sepa apreciar cómo eres no merece la pena". ¡Eso ya lo sé
gilipollas! Consolarme no sirve de nada. Sigo yendo al cine sola. Sigo
durmiendo sola. Sigo abrazando una fría almohada por las noches. Y escuchando
música por la calle con el fin de evadir mis sentidos y embotarlos de acordes
con el objetivo de nublar mi percepción y no ser consciente de las parejas que
pasean de la mano, o de los más indiscretos que se comen la boca delante de los
que nos morimos de hambre. No es justo. No. Es. Justo.
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