Maravilloso círculo vicioso, la sucesión de los amaneceres.
Casi las 7 de la mañana, Morfeo se ha olvidado de mi... Todo empieza a respirar, a cobrar vida.
La Sierra a lo lejos aún duerme envuelta en sábanas de niebla. Madrid se despereza, apaga sus luces para encender la rutina. Incluso un sábado.
Se me encoge el pecho... Qué tendrá Madrid, o los amaneceres... Por un momento me atrevo a pensar que es la falta de sueño. Pero no. Me niego a creer eso.
Es preciosa se ponga lo que se ponga.. Bien el vestido de noche, o esta fresca vestimenta confeccionada por los primeros rayos de sol que osan sustituir la seda negra. Es preciosa, y sólo mía. En este momento es sólo mía. La he velado toda la noche desde aquí. Qué tendrá Madrid...
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