¿Los errores tienen solución? ¿Hay redención después de un
desliz? ¿La hay? Espero que sí… No sé si he saldado mi deuda en compensación
por el daño inflingido, si no es así… No quiero pararme a pensar en cuál será
mi castigo, porque la respuesta es, para mi, imposible de asimilar… Plantearme
siquiera la posibilidad de perderte es de por sí dolorosísima, no quiero
imaginar el desgarro que sufriré si semejante castigo llega a culminarse.
Sé que no he obrado justamente. Sé que, tal vez, merezco
dolor, hacer mella en mi. El dolor de imaginar las duras palabras que puedes
llegar a dedicarme es suficiente… El dolor de amarte tan lejos, de ver cómo con
un suspiro puedes desvanecerte entre mis dedos, es suficiente… El dolor al
saberme hipócrita y mentirosa, el dolor por haberte fallado, el dolor que
siento ahora mismo, es suficiente… Perdóname si puedes…
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