Los segundos no avanzan. Las manecillas del reloj han olvidado cómo moverse. Me afano en quitar el descorchado pinta uñas rosa que derramé semanas atrás sobre la mesa, mientras un escuadrón compuesto por libros de texto, apuntes, y material escolar me miran con desaprobación desde el escritorio.
Soy consciente, perder el tiempo así sólo va en mi contra. Me sé muy bien el discursito de "nosotros ya tenemos nuestra vida hecha..."
Sobresalto al oír la puerta abriéndose. Disimular es inevitable... Me ha visto. Prefiere ignorarlo. Se lo agradezco.. Miro una vez más el reloj. Una hora, y todo habrá acabado... Una hora... Toda una eternidad si tu única compañía son los apuntes de historia...
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