Parece un ratoncillo, es tan pequeño... Sentado en su banco del metro balancea sus piernitas delgadas como palillos, enfundadas en unos pantalones probablemente heredados de su primo, su hermano, o un vecino mayor. Los pies le bailan dentro de esos zapatones.
Tiene cara de susto, ojos de zorrillo, listo como él solo, pero asustadizo e impresionable.
Bosteza, y al hacerlo se le marcan los huesos de los pómulos. Es muy temprano para un niño tan pequeño. Lleva tallas desproporcionadamente grandes para su complexión, le empequeñecen aún más.
Es realmente muy guapo, aunque no levante un palmo del suelo. Parece frágil, parece que si estornuda se le desmontarán los huesos.
No fija su mirada, su abuelo lo coje de la mano y lo saca del vagón. El pequeño lo sigue con docilidad. Es realmente muy guapo, aunque no levante un palmo del suelo...
Así eras tu, mi pequeña, hace ya quince largos años.. Sentada en el quicio de la ventana de la casa de los abuelos te acariciaban la melena los rayos de sol que resbalaban de la parra desnuda de frutos a finales de septiembre. ¿ te acuerdas ?
ResponderEliminar