En mi cárcel de barrotes de aire, puedo ver el Mundo. Tan ahí... a mi alcance. Pero al mismo tiempo, concenadamente lejos.
Mis sentimientos y yo de algún modo no somos libres... y gritamos libertad hasta desgañitarnos.
Puedo abrir la ventana, alargar la mano a través de ella, e intentar atrapar losrayos del Sol. Tan incorpóreos... como tú cada noche en mi cama.
La simple existencia como cárcel de nuestros más profundos sentimientos y emociones. Quién no ha pasado por eso alguna vez. Es un texto muy emotivo, Celia, con el que es muy fácil identificarse. Un saludo! (:
ResponderEliminarHola. Bonito texto. Definitivamente expresa el dolor del encierro, lo cual se magnifica cuando sabes que es un encierro del alma y las emociones, más que del cuerpo. Me ha gustado.
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