Lo que escribimos es lo único que quedará de nosotros.

lunes, 26 de mayo de 2014

Milagro

Si me hubieras dicho hace unos meses que iba a pasar las mejores vacaciones de mi vida sin salir de mi exilio, te hubiera tratado de loco. Pero ya estás. En camino. Hacia mí. Hacia un futuro. 

Llega la hora. Mi estómago me avisa que estás cada vez más cerca. Algo de mí tira con fuerza, y no puedo esperar más tiempo en el asiento de ese coche. Necesito salir. Buscarte. Aún faltan unos minutos. Apenas minutos para poder abrazarte. Sé que aún tendré que esperar, pero quiero estar allí cuando llegue tu autocar. Enciendo el cigarro. Una calada. Dos. Cinco. Diez. No llegas. No, no, ahí. Ahí está tu autocar. Estaciona a mi lado. Me olvido del cigarro. Ahora lo único que quiero que ocupe mi boca, es la tuya. Ahí, ¡ahí estás! Dios mío... Tan guapo como siempre.. Y esa camisa... Me he enamorado de esa camisa. Hace calor. Pero no son los 30 grados del ambiente. Hace calor porque te tengo aquí, en esta ciudad maldita. Por fin. Por fin mi milagro. Por fin... Te abrazo y no puedo soltarte. Temo que el conductor diga "bueno, ya ha sido suficiente, viajeros a Madrid, suban y entreguen su billete". Me niego a soltarte. A dejar de mirarte. A dejar de besarte...

Mi madre te examina, y no necesita más que mirarnos. Juntos por fin. Enamorados. Nos roba un ratito de la tarde para descubrirte los rincones más artísticos de la ciudad. Ya me ocuparé yo luego de descubrirte la ciudad desde mis ojos.

Me muero por llegar al hostal contigo. Me muero por dormir contigo. Por vivir contigo los primeros 4 días de una vida entera. Y ahí estamos. Nuestra cama, los próximos días. Nuestra.

Acostumbrada a los parques, y a los rincones oscuros de la ciudad, esta cama se me antoja una nube. Tu cuerpo junto al mío. Yo no sé bien qué hacer, y me dejo llevar. Me dejo llevar... No quiero despertar de este sueño... No quiero despertar de el éxtasis de felicidad que me embriaga cuando te tengo cerca. No quiero despertar de las noches durmiendo a tu lado, exhausta. Ni quiero despertar de los insomnios de verte dormir destapado, a la luz de la luna, memorizando tus rasgos, y fumándome un cigarro mientras te miro sin que te des cuenta. Quiero una vida así. Quiero así todos los días. Te quiero todos los días de mi vida a mi lado. Ni un segundo menos. 

1 comentario: