Si me hubieras dicho hace unos meses que iba a pasar las mejores vacaciones de mi vida sin salir de mi exilio, te hubiera tratado de loco. Pero ya estás. En camino. Hacia mí. Hacia un futuro.
Llega la hora. Mi estómago me avisa que estás cada vez más
cerca. Algo de mí tira con fuerza, y no puedo esperar más tiempo en el asiento
de ese coche. Necesito salir. Buscarte. Aún faltan unos minutos. Apenas minutos
para poder abrazarte. Sé que aún tendré que esperar, pero quiero estar allí
cuando llegue tu autocar. Enciendo el cigarro. Una calada. Dos. Cinco. Diez. No
llegas. No, no, ahí. Ahí está tu autocar. Estaciona a mi lado. Me olvido del
cigarro. Ahora lo único que quiero que ocupe mi boca, es la tuya. Ahí, ¡ahí
estás! Dios mío... Tan guapo como siempre.. Y esa camisa... Me he enamorado de
esa camisa. Hace calor. Pero no son los 30 grados del ambiente. Hace calor
porque te tengo aquí, en esta ciudad maldita. Por fin. Por fin mi milagro. Por
fin... Te abrazo y no puedo soltarte. Temo que el conductor diga "bueno,
ya ha sido suficiente, viajeros a Madrid, suban y entreguen su billete".
Me niego a soltarte. A dejar de mirarte. A dejar de besarte...
Mi madre te examina, y no necesita más que mirarnos. Juntos
por fin. Enamorados. Nos roba un ratito de la tarde para descubrirte los
rincones más artísticos de la ciudad. Ya me ocuparé yo luego de descubrirte la ciudad desde
mis ojos.
Me muero por llegar
al hostal contigo. Me muero por dormir contigo. Por vivir contigo los primeros
4 días de una vida entera. Y ahí estamos. Nuestra cama, los próximos días.
Nuestra.
Acostumbrada a los parques, y a los rincones oscuros de la ciudad,
esta cama se me antoja una nube. Tu cuerpo junto al mío. Yo no sé bien qué
hacer, y me dejo llevar. Me dejo llevar... No quiero despertar de este sueño...
No quiero despertar de el éxtasis de felicidad que me embriaga cuando te tengo
cerca. No quiero despertar de las noches durmiendo a tu lado, exhausta. Ni
quiero despertar de los insomnios de verte dormir destapado, a la luz de la
luna, memorizando tus rasgos, y fumándome un cigarro mientras te miro sin que
te des cuenta. Quiero una vida así. Quiero así todos los días. Te quiero todos
los días de mi vida a mi lado. Ni un segundo menos.